Números imaginarios - Yves Tanguy

En 1954, Yves Tanguy pintó "Números imaginarios", una obra donde el paisaje se convierte en una ecuación visual en la que la lógica matemática se funde con la incertidumbre del sueño. La referencia a los números imaginarios en el título sugiere un paralelismo entre el arte y la matemática: así como estos números permiten resolver ecuaciones sin solución en el mundo real, sus paisajes imposibles invitan a explorar dimensiones inaccesibles para la conciencia.

Las formas alargadas y suavemente iluminadas refuerzan la idea de un mundo en transformación. A diferencia de otros surrealistas, Tanguy eliminó cualquier referencia figurativa reconocible, generando un lenguaje propio basado en el subconsciente puro. Su pintura, más cercana a la automatización psíquica defendida por André Breton, sienta las bases de una abstracción que influiría en el expresionismo abstracto, especialmente en la obra de Rothko y Matta, quienes explorarían el color y la profundidad como vehículos emocionales.

El surrealismo, al que pertenece esta obra, se originó tras el dadaísmo, pero mientras los dadaístas desafiaban la lógica con la ironía y el absurdo, los surrealistas exploraban la psique como un espacio infinito de creación. En Números imaginarios, la ausencia de un punto de referencia concreto convierte la pintura en un enigma, donde el espectador debe encontrar su propio significado en las formas enigmáticas que emergen del fondo. Pintada en los últimos meses de la vida de Tanguy, esta obra sintetiza su evolución artística y su capacidad para materializar lo inasible.