Una y otra vez - Yves Tanguy

En 1942, Yves Tanguy pintó "Una y otra vez", una obra que, como su título sugiere, parece una repetición de lo inevitable, una metáfora visual del tiempo cíclico y la recurrencia de las formas. Desde su estudio en Connecticut y junto a su segunda esposa Katherine Linn Sage. El maestro francés del biomorfismo configuró, en este lienzo, un paisaje espectral donde el horizonte parece diluirse y las formas orgánicas flotan en una atmósfera etérea. Su mundo pictórico carece de referencias directas a la realidad, pero sugiere ruinas de una civilización desconocida, vestigios de algo que ocurrió y que volverá a ocurrir.

El juego de sombras y la fusión de las formas generan una sensación de movimiento suspendido, como si la escena estuviera atrapada en un instante que se repite infinitamente. La paleta cromática, dominada por tonos fríos y tierras desaturadas, refuerza la idea de un paisaje detenido en el tiempo, donde el pasado y el futuro convergen en un mismo punto. A diferencia de otros surrealistas que buscaban representar narrativas más explícitas, Tanguy elimina todo rastro humano y deja que la propia materia hable en su lenguaje simbólico.