Piedad, Bouguereau

Piedad, Bouguereau

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Autor: Bouguereau
Título: Piedad
Título inglés: Pietà
Ubicación original: Dallas Museum of Art, Dallas, EE. UU.
Año: 1876

En su monumental óleo sobre lienzo llamado "Piedad", William-Adolphe Bouguereau plasma con maestría el dolor humano compartido entre la Virgen María y su hijo, enfatizando la dimensión carnal del sufrimiento divino.

Para comprender en profundidad la obra del maestro francés del academicismo, es esencial adentrarse en el significado profundo de la palabra "piedad". Este término proviene del latín "pietas", que en la antigua Roma representaba una virtud que abarcaba el deber, la devoción y la lealtad hacia los dioses, la patria y la familia. Esta virtud implicaba no solo una actitud de respeto y reverencia, sino también una disposición activa a cumplir con las obligaciones morales y sociales. Algunos estudios etimológicos sugieren que "pietas" podría estar relacionada con la raíz indoeuropea "peue" (o peu̯ǝ), que connota la idea de "purificar" o "limpiar". Esta conexión sugiere que la piedad implica un proceso de purificación o restauración a un estado original de vida ausente de cargas artificiales. Por lo tanto, cuando hablamos de "piedad", nos referimos a una forma de dolor que, aunque profundo, tiene un propósito transformador. Es un sufrimiento que, al ser vivido y compartido, conduce a una belleza visible y a una conexión más profunda con el prójimo y con lo divino. En este contexto, la piedad no es solo una emoción pasiva, sino una virtud activa que impulsa al ser humano a actuar con empatía, compasión y devoción, incluso en medio del dolor.

En la composición se aprecia a una madre, María, que con ojos enrojecidos por el llanto y rostro desencajado por la aflicción, sostiene el cuerpo exánime de su hijo, Cristo, cuyas heridas abiertas y piel lívida evidencian el tormento físico padecido. Esta representación se aleja de idealizaciones anteriores, mostrando a un Dios que, en Jesús, ha experimentado el dolor humano en su máxima expresión: clavos, espinas y látigos que desgarraron su carne. El sufrimiento de María, atravesada por una espada de dolor al presenciar la tortura y muerte de su hijo, simboliza la unión profunda entre lo divino y lo humano en el padecimiento.

Bouguereau, máximo exponente del academicismo francés y el neoclasicismo, utiliza una técnica depurada con veladuras y un modelado anatómico preciso para transmitir la intensidad emocional de la escena. Es notable como el artista francés ha rediseñado la posición de Cristo buscando resaltar el dolor de una madre. En "La piedad" de Miguel Ángel, por ejemplo, Jesucristo aparece acostado en la falda de María, aquí, en cambio, aparece prácticamente sentado sobre las piernas de su progenitora, como hace una madre con su niño pequeño para abrazarlo o darle de comer. La composición, centrada en las figuras de María y Jesús, se resuelve con la madre envuelta por ángeles que comparten su dolor, con uno de ellos vestido de azul que parece soplar sobre su cabeza para intentar mitigar la angustia del momento. Así el artista, logra crear una atmósfera de recogimiento y empatía. Esta obra influyó en artistas posteriores que buscaron representar la humanidad de lo divino, destacando la faceta del arte como un vehículo con la capacidad para transmitir consuelo y acompañar en el sufrimiento y la frustración, propios de la precariedad de la vida terrenal. Aquí Bouguereau nos revela a un Dios que, al hacerse hombre, se une al desesperado, herido y roto, ofreciendo consuelo y esperanza en medio de la de su propia aflicción.